ESTE ARTÍCULO FUE ORIGINALMENTE PUBLICADO EN HIGHXTAR EL 18/12/18
La fiebre (imparable) por remodelar los logos de grandes firmas como Yves Saint Laurent, Burberry o Balenciaga ha visto su última presa en el de Balmain. Los patrones que se siguen para crear estos nuevos sellos de identidad son todos iguales: letra sin serif ni ornamentos, y en negrita.
Los clásicos e icónicos dibujos con los que relacionábamos las marcas más centenarias son cosa del pasado. Sin duda estos cambios, que suponen una pérdida de identidad, son fruto de la inmediatez y la adaptación al voraz mundo digital. Pero los motivos de fondo van mucho más allá. Hemos hablado con un especialista en diseño gráfico, y las conclusiones son principalmente dos:
Lo antiguo no atrae a los jóvenes
Pese a que haya por ahí miles de nostálgicos de los logos históricos de las firmas de lujo (me incluyo), las marcas se han visto obligadas a cumplir con el mantra “renovarse o morir”.
Javi Fernández, experto en diseño gráfico, relaciona este cambio con algo muy simple: vinculamos el lujo con lo clásico y lo conservador, “pero el tipo de gente que consume estos productos ha cambiado”. Y lo que es más clave en este asunto es que a las firmas les interesa llegar a un tipo de gente que aún no las consume, “porque equiparan estos logos y las imágenes que proyectan con una señora de 80 años luciendo un abrigo de visón y un perrito, y quieren relacionarlo con otra cosa”, aclara.
Acercarse a un público joven sería el resumen de esta problemática. Una marca puede estar muy de moda, como Yves Saint Laurent, pero su logo aleja a posibles compradores jóvenes. Se trata de diseños minimal y menos significativos, porque no dicen demasiado de la marca, no dan información de la misma.
Adaptación tecnológica
Otro motivo que observa Fernández es que “el rediseño hace pensar en avance y tecnología: moderno y fresco”. Ahora se empieza a relacionar “la tecnología con el poder económico y adquisitivo”, en parte por todos esos “jóvenes que hoy se montan startups tecnológicas y hacen 7 millones en un año, y esto antes no pasaba”.
Además, hay otro motivo de fondo latente, y es que hoy todo, absolutamente todo pasa por el mundo tecnológico. Con lo que aunque seas Balenciaga o Berluti, si no te subes al carro digital, tarde o temprano la nostalgia te perjudicará.