Estamos de acuerdo en que ‘Princesa por sorpresa’ (tanto la primera como la segunda película) es un cuento de hadas moderno para jóvenes y no tan jóvenes, a la que solo le faltaría echarle purpurina (lo que haría difícil que se establezca como un film símbolo del feminismo del siglo XXI). Pero más allá de un armario envidiable, un príncipe azul y un final feliz, hay en esta película muchas referencias feministas en las que quizá no te habías detenido a pensar.
Como proclamó Beyoncé: “Who run the world!?, Girls”. Pues eso, que un reinado sin reyes es posible
La película de Garry Marshall se basa en una reina, una madre que abandona la vida de la realeza para cumplir su verdadero sueño, y una futura monarca, que se las apañan muy bien sin hombres en la familia. Esta referencia actual es probablemente la más importante y la que más nos enseña más sobre feminismo de las dos películas.
Siguiendo esta línea, el argumento de ‘Princesa por sorpresa 2’ nos narra cómo Mia (Anne Hathaway) debe encontrar un esposo para hacerse con el trono del país que le tocará governar, el ficticio Genovia. Pero para conseguirlo le dan un mes y unas ofertas que no le satisfacen, y además, en medio de esta búsqueda aparece Nicholas (Chris Pine), con lo que más o menos queda todo dicho. Así que, con la ayuda de su abuela, consiguen reformar una antigua ley y permitir que las mujeres herederas al trono puedan ser reinas sin necesidad de casarse. Y de paso se queda con el guapo y encantador de la historia.
Las mujeres y los hombres en el poder son tratados de forma muy distinta
Esta dosis de la realidad con respectoa la desigualdad de género en el poder se puede ver en muchas escenas, a través del papel que juegan los periodistas de la película. Ya lo decía la autora de la novela en la que se basa la película: “Ella (Mia) se ha visto envuelta en esta situación donde es criticada mucho por las redes sociales y los paparazzi. Y se puede ver también con mujeres líderes en el ámbito político: cuando sus faldas son muy cortas o llevan el pelo mal, y en el libro trato de hablar de eso”.
De chica invisible de instituto a líder de un país
El destino monárquico se cruza en la vida de Mia y aunque al principio ella no lo acepte con ganas, se acaba convirtiendo en una mujer con muchas responsabilidades y un cargo muy importante. El personaje de la princesa pasa de ser una chica torpe e invisible de instituto a una mujer líder con unas dotes para gobernar que ni por asomo sabía ni que tenía, por no hablar de los poderosos discursos finales (a modo de guinda del pastel, pero muy ciertos) que se clavaron en nuestra alma adolescente. Fuera esta su meta en la vida o no, Mia nos da una lección sobre como convertirse en mujer hecha a si misma.
Fan indiscutible
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Gracias 🙂
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